Cuando un estentóreo papá
sale de la boca de mi hijo Pedrito ni bien me ve, esa es su forma de decirme
que lo cargue.
La sonrisa de mi hija Anna
Paula mostrando unas ventanitas que han hecho que el hada de los dientes
trabaje y pague doble por los preciados tesoros.La respuesta: ¡Que mi amor!, de mi esposa Anna María, siempre que la llamo para cualquier cosa, repito cualquier cosa.
La risa de mi madre Dora, porque
haría reír hasta al mismísimo Benedicto XVI en plena misa de semana santa, es
imposible no reírse al escucharla, jajajja.
Ver a Anna Paula y Pedrito
hablando y jugando juntos, ella de 6 y el de 1 año se entienden a la perfección,
tanto que hasta cuando lloran lo hacen a coro.
Los silencios de Anna
Maria cada vez que sabe que tiene razón pero espera que yo le diga que realmente
lo tiene.
Los abrazos de mi madre,
cuando llego a casa luego de un largo viaje, quizás piense que cada vez que me
voy existe la posibilidad de que ya no regrese.
Los atardeceres de
Huanchaco de esta hermosa ciudad a la que he regresado, son solo minutos donde
tienes el gran placer de observar y sentir como el sol le hace el amor al mar.
Dicen que la familia es la
verdadera riqueza, yo diría que es la única.
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ResponderEliminarEstablecer que la felicidad está en el logro de un objetivo meramente material o que éste se encuentra en un futuro indefinido es un mito y una falsedad. La verdadera felicidad tal como lo describe tu texto está en el día a día con la familia, con las personas que amas, con aquellos momentos que no se compran ni se alcanzan de otra forma que no sea con verdadero y auténtico amor.
ResponderEliminarPd.: permite que tus hijos publiquen un cuento en este tu blog :D