domingo, 13 de enero de 2013

Pecados intelectuales


Vender libros en el Perú es un acto de fe, es una especie de capitalismo ilustrado donde si podría adorar al dios mercado, pero vender “Un Mundo para Julius” autografiado por Alfredo Bryce Echenique, por el solo hecho que no tenía para comer, es una nueva falta capital, es sencillamente un pecado intelectual.

Este oprobioso insulto a la literatura peruana ocurrió en la universidad quizás por el año 2007, ya que como todo buen estudiante siempre fui misio, y me las arreglaba para “pavear” (dícese de aquellos hambrientos comensales que esperaban el cierre del comedor de la UNT para entrar y devorarse todo lo que encontraban, si es que quedaba algo), casi todos los días al salir de clases.

Los miserables 50 soles que me entrego mi amigo Dany, quien hoy todavía vende libros en la esquina de las avenidas Juan Pablo II y Jesús de Nazaret en Trujillo, me sirvieron para alquilarme un terno para mi primera entrevista de trabajo en una conocida agroindustrial ubicada en el hermoso distrito de Casa Grande, por supuesto que ingrese a trabajar pero jamás recupere el libro.

El otro inmisericorde golpe a la cultura, esta vez periodística, lo realice un año antes es decir el 2006. Un gran periodista trujillano me regalo la primera edición autografiada del libro de entrevistas “Cambio de palabras” de mi admirado Cesar Hildebrandt Perez Treviño, este ejemplar era atesorado cual joya de la corona británica por mi persona, pero al no tener completo el pago del alquiler de mi cuarto tuve que rematarlo en salvadores 40 soles, que impidieron que me botaran literalmente a la calle.

Hoy, para mi tranquilidad o quizás suerte, tanto Cesar como Alfredo siguen vivos, y espero tenerlos al frente más temprano que tarde para pedirles sus autógrafos y dedicatorias en los mismos libros que ahora jamás serán vendidos, pero en realidad esa es la justificación perfecta para poder tomar un café con ellos y conversar sobre mis pecados intelectuales.