Todavía creo
que podría escribir una excelente crónica como la que publique hace muchos años
en la revista “Vision Urbana”. Aún estoy convencido que haría un buen reportaje
sobre los niños del cerro “El Toro” en Huamachuco. Me cuesta reconocer que ese
toque mágico para realizar entrevistas reveladoras me haya abandonado, Beto Ortiz
alguna vez me felicito por ello. No
puedo aceptar que ese fuego llamado
periodismo haya desaparecido de mis entrañas.
No hago
periodismo hace 5 años, pero naci para ser periodista de diario. Fui formado y
concebido así desde la Universidad. Hecho para sentir la adrenalina cuando yo y
nadie más, conseguía la “Pepa”. Me trajeron al mundo para que el director siempre me diera la razón cuando
discutía con el editor por alguna comisión que no quería hacer. Estaba
destinado a convertir un cierre de edición, en una pequeña fiesta donde las
madrugadas y unas cervezas serian los mejores cómplices de un periódico fresquito
con olor a tinta.
Cada vez que
leo a alguno de mis amigos periodistas, me reclamo a mi mismo porque no estoy
junto a ellos ejerciendo el oficio de contar historias para el olvido, de ser
quien se enfrente a la página en blanco cuando regresa a la sala de redacción cargado
de hechos y anécdotas para una portada, una abridora o simplemente algo para cerrar la sección.
Sin lugar a dudas
me hubiera divertido muchísimo con los egos periodísticos. Conozco a muchas grandes
promesas del periodismo actual, ha algunas realidades periodísticas ya
concluidas y ha pocas plumas que merecen reconocimiento nacional e internacional.
Esto, solo referido al medio de mi hermoso Trujillo, porque allí fue donde ese fuego
llamado periodismo me atrapo en un instante para luego desaparecer casi por
completo.
El
periodismo llego y me hizo el amor cuando tenia 25 años, fue un coitus
interruptus que duro 6 meses, pero que mi propia realidad término por
derrumbar. Como si fuese un tatuaje de satisfacción impregnado en mi vida que
se iba diluyendo por culpa de la necesidad y las responsabilidades.
Hoy me
dedico al desarrollo, las ONGs y la responsabilidad social empresarial ahora son
mis temas, pero aún siento que ese fuego quema cada día mis silencios, mis nostalgias y
locuras.